Es útil como método de contención cuando nuestra mascota ha sido operada o tiene alguna herida a la que no queremos que acceda, evitando así que se lama, rasque, muerda o autolesione, que podría provocar infecciones y evitar la cicatrización.
Selecciona el tamaño adecuado: mide el cuello de tu mascota y considera 2 cm o más para asegurarte de que no le quede ajustado. Supervísalo: en caso de retirar el collar para comer o beber, asegúrate que durante ese tiempo no tenga contacto con la herida.